Tras las revueltas independentistas iniciadas a principios del siglo XIX hasta culminar en el año de 1821, la Nueva España se separó del control de España para pasar el control administrativo y material a los "criollos" (españoles nacidos en la Nueva España), evento que se logró a partir de la guerra independentista de 1810 hasta 1821, movimiento que fue iniciado por Miguel Hidalgo y Costilla y continuado por otros insurgentes. Durante el transcurso del siglo XIX el país fue sujeto de constantes revueltas y levantamientos destinados a obtener el control y el poder administrativo. Facciones que disputaban intereses eclesiásticos, conflictos territoriales, nuevas formas de gobierno, e invasiones de países extranjeros dejaron agotados los recursos con los que contaba el país haciendo que la nueva nación emergente tardara en perfilarse.
Después de que se empezó a querer una independencia a principios del siglo XIX, la Nueva España se separó del dominio de España para que todas las tierras y poder económico pasara a los criollos.
Imperio Mexicano y los primeros años de independencia (1821-1846)
La consumación de la independencia de México fue el inicio de una larga era de caos en México. Inmediatamente después de ganar la guerra de independencia, Agustín de Iturbide creó, con la ayuda de los conservadores, el primer imperio mexicano (1822-1823). Después de la caída de Iturbide, liberales y conservadores no se podían poner de acuerdo en el futuro del país: los liberales querían implementar cambios económicos, políticos y sociales, mientras que los conservadores querían mantener el sistema social existente.
El resultado de estos desacuerdos fueron décadas de inestabilidad política. Después del gobierno de Iturbide, el Congreso Mexicano creó la Constitución de 1824 por la que México se convirtió en los Estados Unidos Mexicanos, con un gobierno Republicano y Federal, en virtud del mismo, fue electo el primer presidente de México que fue Miguel Antonio Fernández Félix, más conocido por el nombre de Guadalupe Victoria.
El gobierno de Victoria entre 1824 y 1828 fue más o menos tranquilo gracias a los préstamos otorgados por Inglaterra que permitieron cubrir los sueldos de los empleados del gobierno y el ejército, pero a medida que se llegaban las elecciones, el clima se hacia turbulento, a merced de la disputa entre las logias masónicas por el control político y económico del país.
Las elecciones de fines de 1827 fueron álgidas, el triunfo fue para Manuel Gómez Pedraza que era apoyado por la logia masónica escocesa, pero finalmente, el Congreso ante la presión de la logia masónica yorkina dirigida en México por el embajador estadounidense Poinsett, le dio el triunfo a don Vicente Guerrero, que gobernaría solo dos años, hasta 1831 cuando el poder se lo arrebató Anastasio Bustamante.
La forma en que Bustamante llegó al poder y el asesinato de Guerrero motivaron un clima de descontento que alentó el regreso de personajes como Antonio López de Santa Anna, a la sazón Héroe nacional, por haber derrotado a las fuerzas españolas de reconquista de Isidro Barradas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario